Tengo síndrome postvacacional.

Problemas de adaptación al trabajo tras la finalización de las vacaciones. Se acabó lo bueno.

Estrés

El síndrome postvacacional es un estado de malestar general, con síntomas físicos y psíquicos, que afecta a la mitad de los trabajadores en los primeros días de incorporación al trabajo después de un periodo de vacaciones.

Los síntomas pueden ser cansancio, irritabilidad, astenia, falta de apetito, tristeza, apatía, cambios de humor, ansiedad, insomnio, dolores musculares, tensión, nauseas, taquicardias, falta de interés, sensación de ahogo, nerviosismo y ardor de estómago, entre otros.

La principal causa es el cambio de horarios, ritmo, ciclos de sueño, cambio en las comidas y sobre todo, en nuestra actividad social. Si a esto le añadimos el regreso a un entorno de demandas y exigencias y a un ritmo que nos hace cambiar bruscamente nuestros hábitos de las últimas semanas, tenemos muchas posibilidades de ser víctimas del síndrome postvacacional.

No nos afecta de igual manera a todas las personas, porque debemos tener en cuenta que además de la variable de entorno, existe otra variable más importante aún: la percepción subjetiva, la vivencia de nuestra vuelta al trabajo, y dicha vivencia puede ser positiva o negativa. Depende de nosotros, somos quienes debemos hacerla positiva.

Cómo evitarlo:

Cuando se estén acabando las vacaciones regresar tres o cuatro días antes e ir adaptando nuestro ritmo de vida, comidas y sueño al habitual.

La vuelta conviene que no se haga en lunes, así reduciremos el impacto psicológico de vuelta al trabajo y no nos cansaremos tanto.

Retomar la vuelta al trabajo con una actitud positiva, con visión de reencuentro con la normalidad y nuestra tarea, será nuestra meta en los primeros días sin tratar de alargar este proceso inútilmente.

Es necesario planificar actividades gratificantes para los días laborales, encontrando espacios para nosotros mismos y tiempo para las actividades de ocio. Cada momento debe ser aprovechado como tiempo presente. Es el único que en realidad existe, no busquemos otro.

Si una persona está afectada por la vuelta al trabajo es recomendable que no tome decisiones determinantes sobre su futuro laboral, podría precipitarse y cometer un grave error. Las decisiones importantes se toman con la cabeza fría.

Si en dos semanas no hemos vuelto a la normalidad y los síntomas persisten, es recomendable consultar a un psicólogo porque podría tratarse de otro trastorno.

Autora: Rosa María Miguel.

Odio mi trabajo Siento apatía No quiero volver al trabajo Qué me pasa Sol Playita Se acabaron las vacaciones Tengo cambios de humor No tengo hambre Siento irritabilidad Tengo insomnio No tengo ganas de hacer nada Mi vida es un aburrimiento