El junco y la vida

Yo elegí ser junco, por eso no importa lo que cambie la vida, importa lo que yo cambie.

Habilidades sociales

La vida siempre me sirve la venganza en bandeja. Me tienta con ese "regalo envenenado" que no quiero aceptar, porque entonces qué diferencia habría entre ellos y yo. Lo de "él me pego primero" sirve para la guardería, pero no para la vida.

No importa que el mundo cambie, importa lo que yo cambie. Y cambiaré cuando yo quiera y lo que yo quiera, no lo que me empujen.

Haré como el junco. El junco se dobla ante la adversidad pero no se parte, no cambia; vuelve a su posición original. El junco cambia cuando el sol le inspira a crecer, cuando se nutre con la tierra, cuando le limpia la lluvia. Pero cuando el viento no viene a acariciarlo y sopla con fuerza, el junco se deja llevar, solo unos instantes y después vuelve. Se dobla una y otra vez ante las embestidas del viento, pero su fortaleza le hace volver.

Y no importa las veces que las adversidades le golpeen, él no cambia, porque si el junco cambia, es porque se ha roto. Yo elegí ser junco y no viento, o quizás solo ese viento que acaricia. Nunca el viento hostil que trata de romper a otros juncos.

Bailemos juntos, como juncos al son de la vida. Y ahora que tanto sopla el viento, doblémonos con dignidad y volvamos a erguirnos con orgullo. Que para eso elegimos ser junco...

Rosa María Miguel.