Carta de despedida al miedo.No debo dejar que tú seas protagonista. Porque cuando el miedo es protagonista, aparece el infierno.
Ansiedad
Te escribo esta carta para agradecerte todos estos años en los que cuidaste de mi. Me apartaste de malas compañías, de peligros y, en más de una ocasión, me salvaste la vida.
Nuestra relación iba bien hasta que, poco a poco, fuiste buscando cada vez más protagonismo. Llegó un momento en el que mi yo se fusionó contigo y la vida se convirtió en un lugar hostil lleno de peligros. Todo me daba miedo, ya no disfrutaba de nada, la vida dejó de tener sentido y nuestra relación también. Hay una pequeña linea entre tener miedo a todo y no tenerle a nada. Y eso conseguiste. Por querer estar en todas partes, empezaste a no estar en ninguna. Tan peligroso es lo uno como lo otro.
Te escribo entre otras cosas para explicarte quien manda. Tu trabajo es advertirme de los peligros y te lo agradezco, pero he madurado y quiero mi independencia. Ahora seré yo la que decida si algo es peligroso o no. Yo tomo las riendas. La vida puede ser maravillosa o un infierno. Y si algo he aprendido es que no debo dejar que tú seas protagonista. Porque cuando el miedo es protagonista, aparece el infierno. Por eso te fuiste, por eso te eché.
Ahora quiero que nos reconciliemos, porque soy muy consciente de tu importancia, pero también quiero disfrutar de la vida. No me encierres, no me aisles y deja de asustarme por todo. Ya no dejo que lo hagas. Siento mucho que nuestra relación haya tenido estos altibajos. Y quiero que entiendas que no puedes ser el centro de mi vida. No es bueno ni para ti ni para mi. Porque si yo falto ambos desaparecemos. El centro de mi vida tengo que ser yo. El centro de mi vida soy yo. Muchas gracias por pertenecer a mi universo emocional, pero no olvides que quien te gestiona soy yo.
Gracias por tu labor y hasta siempre.
Tu gestora.