En el cuento del mono Grandón aprenderemos que nadie se fijó en que era un ángel hasta que abrió sus alas.
Cuentos de vida
En las selvas del Africa Central el rio Congo transcurre apacible y en algunos lugares se divide para, poco después, volver a unirse formando pequeñas islas llenas de todo tipo de árboles habitados por muchas familias de monos. En una de ellas nació Grandón llamado así por su gran tamaño, impropio de los miembros de su tribu que eran más pequeños y ligeros.
Como todos los diferentes, Grandón se vio condenado desde pequeño a jugar solo pues su tamaño no le permitía alzarse hasta las más altas ramas que se rompian con su peso. Su caracter se hizo huraño y solitario y los demás monos se reían de él. A sus espaldas, eso si, porque su tamaño les asustaba. Grandón pasaba el dia recorriendo la isla, nadando hasta las orillas distantes y caminando por la selva sin tener miedo a casi nada.
Durante un atardecer , un grupo de enormes monos recaló en la isla sembrando el terror. El griterío se escuchaba a kilómetros y la tribu de Grandón se refugió en las ramas más altas tratando de pasar desapercibida pero pronto fueron descubiertos por los intrusos. El jefe de la familia trató de oponer resistencia pero fue golpeado y arrojado al suelo por aquellos grandes monos.
Cuando poco después se oyó un ensordecedor griterío la familia se creyó perdida pero, de pronto, vieron que sus enemigos salían nadando de la isla con mucha prisa.
El jefe les confirmó que Grandón los había vencido y hecho huir con el rabo entre las piernas y la familia lo celebró con guirnaldas, flores y regalos de los frutos más tiernos. Grandón, por primera vez en su vida, se sintió útil y querido y el jefe declaró que todo mono, por raro que fuese, tenía una rama bajo el sol y una función en la vida.
Autor: Javier Miguel