Viniste a matarme y aquí estoy. Te voy a plantar cara hasta el final. Y encima voy a aprender de la experiencia.
Depresión
Viniste a matarme y aquí estoy. Te voy a plantar cara hasta el final. Y encima voy a aprender de la experiencia.
He pasado dos depresiones ansiosas en mi vida, las superé y me hicieron más fuerte.
Ahora la batalla es contra un cáncer maligno de pecho.
Supongo que no es comparable una enfermedad con la otra, pero lo voy a intentar.
Cuando tienes depresión te sientes sola, rara, incomprendida, triste y sin salida. Hay momentos de angustia que se quitan llorando. Todo es dolor y soledad.
Nadie te entiende eres esa floja, bicho raro que solo quiere llamar la atención. No señores queremos abrazos, compañía, protección y que nos entiendan. Lo mismo que cualquier otro enfermo.
Ahora vamos con la otra batalla, el cáncer, es duro , te puede matar, aunque la depresión también. Pero es algo que todos entienden, empatizan contigo, te arropan, te protegen, te llaman, te besan, te abrazan y lloran contigo.
Soy yo quien entraré en quirófano sola, pero no me sentiré sola en absoluto.
Ojalá un enfermo de depresión tuviera todo ese apoyo porque seguro que se curaba, o al menos aumentaría sus probabilidades.
No es mi intención juzgar cual es mejor o peor porque sería absurdo. Es distinto. Aunque haya pasado por las dos, cada persona es distinta a otra, cada situación es diferente y no hay comparación posible.
Si te deprimes con un cáncer todo el mundo te entiende, está justificado.
Pues imaginaos lo que es eso sin una causa que lo justifique de cara a la sociedad. Luchar esa batalla en absoluta soledad e incomprensión.
Escuchando palabras de "anda si tú no tienes nada" que solo hacen que te hundas más y que tu autoestima desaparezca.
Sin ayuda yo no podría enfrentarme a este cáncer. Mi familia está ahí, mis amigos, mis vecinos, mis conocidos. Y un batallón de médicos que me acompaña en la lucha para matar a ese enemigo que viene a matarme.
Ir a la guerra así es más fácil.
Ojalá los depresivos contaran con esa ayuda, ojalá no se quedaran sin comprensión y sin abrazos y no fueran los más recortados del gobierno. Ojalá nunca hubiera recortes en sanidad. Porque enfrentarse a una guerra tan dura, sin apenas apoyos, no solo destroza tu autoestima, es que te puede matar también.
Rosa María Miguel.