En este artículo descubrirás qué preocupaciones son normales y cuáles nos pueden dañar e incluso producir un trastorno. Como ocurre en los trastornos obsesivos compulsivos, fobias y otros miedos
Fobias
Es normal preocuparse cuando ha ocurrido un problema y también es normal que nos preocupen sus consecuencias.
Lo que no es sano es preocuparse de manera desproporcionada por acontecimientos que no han ocurrido.
Eso es lo que ocurre a veces cuando hemos sufrido un revés en la vida y le hemos dado mucha importancia. Porque la importancia de los golpes que nos da la vida es subjetiva. La misma situación puede hacer mucho daño a una persona y otra puede verle el lado positivo y ni siquiera sufrir. Es más, la misma persona puede actuar de diferente manera ante el mismo acontecimiento doloroso en distintas etapas de su vida.
Si además el trauma ha sido ocasionado por una tercera persona, sin que nosotros hayamos podido hacer nada para evitarlo, el trauma puede agravarse porque en ese caso podemos caer en un estado de "indefensión aprendida" y extrapolar este sentimiento a nuestra vida y al futuro.
Es cuando vemos amenazas donde no las hay, anticipando desgracias e imaginando un futuro incierto.
Hay que centrarse en el ahora e ir sorteando los obstáculos del día a día. Si gastamos energías en saltar fantasmas que no existen cuando lleguen los problemas reales no nos quedarán fuerzas y habremos perdido la oportunidad de disfrutar de la vida sin preocupaciones absurdas.
Porque nosotros no vemos siempre la realidad tal y como es, filtramos y nos construimos un mapa mental del mundo que a veces coincide con la realidad y otras no.
Bucay explica muy bien esto en su libro "el camino de las lágrimas":
‘¦Un ingeniero que se llamaba Korzybski decía que en realidad todos construimos una especie de esquema del mundo en el que habitamos, un "mapa" del territorio y en él, vivimos. Pero el mapa, aclara, NO es el territorio. El mapa es apenas nuestro mapa.
Es la idea que nosotros tenemos de cómo es la realidad, aunque muchas veces esté teñida por nuestros prejuicios. Aunque no se corresponda exactamente con los hechos, es en ESE mapa donde vivimos. No vivimos en la realidad sino en nuestra imagen de ella. Si en mi mapa tengo registrado que aquí en mi cuarto hay un árbol, aunque no lo haya, aunque nunca haya existido, aunque el árbol no esté en el de Uds. y todos pasen por este lugar sin miedos ni registro alguno, yo voy a vivir esquivando este árbol por el resto de mi vida. Y cuando me vean esquivar el tronco Uds. me van a decir: -¿Qué hacés, estás loco? Y yo voy a pensar "los locos son ustedes". Desde afuera de mi mapa esta conducta puede parecer estúpida y hasta graciosa, en los hechos puede resultar bastante peligrosa.
Dicen que una vez un borracho caminaba distraído por un campo. De pronto vio que se le venían encima dos toros, uno era verdadero y el otro imaginario.
El tipo salió corriendo para escapar de ambos hasta que consiguió llegar a un lugar donde vio dos enormes árboles. Un árbol era también imaginario pero el otro por suerte era verdadero. Borracho como estaba, el pobre desgraciado trató de subirse al árbol imaginario y lo agarró el toro real... Y por supuesto...colorín...colorado.
Autora: Rosa María Miguel.